sábado, 11 de octubre de 2014

Yo no me estoy riendo.

De todas las chicas que se anuncian por Internet como niñeras, una familia alemana que por alguna razón vive en Inglaterra ha tenido la suerte o la desgracia de elegirme a mí. 



Los niños que me han tocado tienen tres y cinco años, es decir, son pequeños demonios con cara de angelitos. No hay que dejarse engañar: tan pronto te están abrazando con todas sus fuerzas como te pegan una verdadera paliza al grito, digno de una película de miedo de bajo presupuesto, de "DÓNDE ESTÁ MI MAMÁ?". 




Viviendo en un pueblo y con dos minihumanos a cargo se pasa mucho tiempo en la calle. No me voy a poner morena, porque aquí el sol sale menos que los Reyes Magos (que por lo menos una vez al año hacen una escapadita), pero, en un país permanentemente mojado y en plena naturaleza, es inevitable ver una ingente cantidad de flores.


Una de nuestras excursiones al parque fue especialmente accidentada porque, mientras el diablo me mantenía entretenida corriendo peligrosamente hacia la carretera, la diabla aprovechó para abrirse la cabeza contra una barra de metal (ahora al parque los lleva su padre). De camino a casa, encontramos una flor morada en el camino. La niña, curiosa como todas las niñas, se olvidó de lo mucho que le había dolido el golpe y me preguntó cómo se llamaba.

No soy jardinera y me he criado en una ciudad. Si hay un límite de lo poco que se puede saber de plantas, yo lo he alcanzado y me esfuerzo por superarlo. No toco ninguna hoja por miedo a que sea una ortiga. Por ello contesté, con toda sinceridad, que no tenía ni idea. En realidad mis palabras exactas fueron, en un alemán un poco dudoso, "no sé, no se me dan bien las flores".



Cinco años de vida. Cinco años de experiencias, de alegrías, de disgustos, de potitos, de baberos y de maldad. Cinco años, tres meses, dos semanas y un breve instante en que la niña meditó antes de sentenciar con una enorme sonrisa en la cara: 


"Ni el alemán tampoco".

viernes, 18 de octubre de 2013

Sustitución


El Penesaurio se encuentra indispuesta y me ha pedido que escriba una entrada de blog por ella! Me presento: soy su útero! Nos llevamos muy bien y convivimos en el mismo cuerpo. Nunca tenemos ningún problema!

Yo me encargo de preparar la zona para cuando vengan niños.



Si no hay niños, tengo que preparar una nueva cada mes! Me encanta mi trabajo. No hay un trabajo mejor. No tengo ninguna queja.



Me disculpáis un momentito? No tardo nada, quedaos aquí viendo la habitación de este mes. La he pintado un poco de rojo por darle un toque creativo. Veis?


Ya estoy aquí! Os gusta? A que sí! Bueno, lo que yo venía a deciros es que, aunque ahora mismo el Penesaurio no esté en condiciones de escribir, me ha pedido que os diga que está DESEANDO tener un hijo! Pero que no se atreve... Tenéis que convencerla de que lo tenga!




Ahora sí que me tengo que ir! Me ha salido una cita urgente! Tengo que ir a... comprobar... cómo va la construcción del mes que viene! Y no lo olvidéis... EL PENESAURIO DEBE SER MADRE!

ES EL DESTINO!!

 ADIÓS!




miércoles, 4 de septiembre de 2013

Viva el Penesaurio

Últimamente (y sí, con últimamente me refiero a los últimos meses) he estado muy ocupada viajando mudándome mil veces trabajando bebiéndomelo todo siendo una vaga culogordo, pero gracias a la presión de mis fans (bueno, de tres de los siete) he decidido que no puedo dejar morir al Penesaurio. Sería una pena porque es el único dinosaurio que no se ha extinguido ni ha evolucionado en gallina.





Primero, una breve introducción a la paranoia que estáis a punto de presenciar: 

Una amiga con mucho tiempo libre escribió una actualización de estado depresiva en Facebook, a lo que yo le contesté con la canción de amor más absurda del mundo

Además de absurda es divertida porque, a pesar de su tono absolutamente depresivo, el videoclip nos muestra al líder del grupo con un abrigo de pieles e ingentes cantidades de lápiz de ojos y brillo de labios. 


(Dejemos claro, parodias aparte, que estamos hablando de uno de los hombres más sexys de nuestra era; todo el mundo comete algún error).

Como no podía ser de otra manera, reescribimos la canción verso por verso, utilizando nombres de tiendas de maquillaje en lugar de frases apocalípticas. 

Después estuve pensando en las canciones que escucho normalmente, y me di cuenta de que no me identifico totalmente con ninguna de ellas. Por tanto, he decidido que el próximo Penesaurio va a ser una canción que hable sobre mi vida. Por favor, a partir de ahora, léase con la melodía de Viva la Vida.



Pon el despertador
pero no lo pongas a las seis
porque no te vas a levantar
y es una gilipollez.



No sabes conducir,
corre para coger el tren;
a ese alcohólico de ahí
parece que le va mucho mejor que a mí




(estribillo; con mucha pasión)

Cuando llego a casa siempre leo
mi Facebook mucho antes que el correo.
Los findes desayuno pizza,
recalentada sigue estando rica.

Lo que no llego a comprender
es que todos me digan 
que soy mayor de edad...
es muy difícil de creer.



Los lunes tienes que trabajar,
los martes y miércoles también.
Los viernes ya no puedes ni andar,
pero sí que puedes hincharte a beber.

El vino blanco no está mal,
pero siempre lo dan picón,
aunque ¿qué esperabas por 3,10?
Por ese precio sabe hasta bien.



(estribillo)

NO TENGO DINERO
NO TENGO DINERO
NO TENGO DINERO
NO TENGO DINERO

(estribillo)

Espero haber satisfecho a mis hambrientos seguidores (a los siete) (a mi madre dos veces, ya que me sigue con dos cuentas distintas para que no me sienta mal). 

No sé si este texto va a tener mucho sentido, porque estoy MUY cansada, me he quedado dormida en el tren y no estoy muy segura de distinguir la realidad de lo que sueño (debería tener prohibido madrugar). Pero a mí me hace gracia, así que si no os gusta, morid (join me in death). 

lunes, 20 de mayo de 2013

Escribir en alemán

Tengo que hacer un ensayo de 2,500 palabras en alemán sobre un grupo terrorista de extrema derecha. Básicamente tardo una hora en escribir cada párrafo y casi nunca está del todo bien. Y esta es la cara que se me queda cuando me corrigen.









miércoles, 3 de abril de 2013

Los mayores dan miedo

Hará diez años, cuando todavía no me interesaban los penes ni los dinosaurios, mis padres me llevaban prácticamente cada día al idílico parque de mi barrio. Era un sitio grande y limpio, donde solo un par de veces se encontraron sospechosas jeringuillas detrás de algún pino medio caído. 



Allí pasábamos las tardes los niños antes de que empezaran a poner Internet en nuestras casas y dejáramos el mundo real para embarcarnos en emocionantes aventuras online. 

Y, al lado de la cancha de baloncesto (en la que, durante muchos años después de que un hambriento niño se comiera un poste, hubo una inspiradora mancha de sangre en el suelo) había dos majestuosos árboles, cuyas ramas susurraban "trépame". 



Y ¿quién somos nosotros para negarnos a los deseos de la madre Naturaleza? Cada vez que mis padres me perdían de vista el tiempo suficiente, yo corría a subirme a uno de los árboles. A veces incluso hacíamos carreras "a ver quién se sube antes". Las ramas de arriba eran tan finas que, mirando atrás, no sé por qué chiste del destino sigo viva hoy.



Pero todo lo bueno se acaba, y mis pinitos (después de este chiste saldré cinco minutos de la habitación castigada) llegaron un día a su fin. 



Estaba miniyo subida a una de las ramas más bajas, en proceso de seguir subiendo, cuando unos adolescentes me gritaron desde abajo. Estaba claro que querían que bajara. ¿Por mi seguridad? No. ¿Porque querían subirse ellos? Tampoco. ¿Por simple deseo de tocar las pelotas? A pesar de lo que podáis pensar... no. 

Querían que bajara porque iba a romper el árbol y "lo estaban pagando sus padres con los impuestos". 



Hoy os reís, pero cuando yo podía contar mi edad con los dedos de las manos, los adolescentes eran demonios del Averno que podían destruirte con su furia infernal. O por lo menos eso me parecían. Me bajé del árbol de mala gana, pensando volver a subirme cuando se fueran, o tal vez otro día, o la semana que viene. Pero no me esperaba la reacción de mi padre al relatarle lo sucedido.



Sus palabras fueron claras, concisas y, a día de hoy, sigo pensando que no muy apropiadas para una niña trepaárboles.

"¡¡Deja de meterte en problemas, que un día te vamos a encontrar tirada en una cuneta!!".



Tirada. En. Una. Cuneta. Creo que no hace falta decir que jamás he vuelto a molestar a la vegetación (financiada con los impuestos de honestos trabajadores que no se merecen agravio tal). Espero que esta historia inspire a algunos padres a no meter mierda financiera en las cabezas de sus hijos y a otros padres cuidar sus palabras cuando hablan con niñas de menos de diez años. 

Los mayores dan miedo, hasta que te haces mayor y te das cuenta de que la mayoría de lo que dicen es mentira o una gilipollez.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Por qué moriré sola (y rodeada de gatitos)

Sí, es un título muy trágico. Pero es totalmente cierto. He decidido sincerarme con el mundo y explicar por qué mi existencia es y siempre será solitaria y falta de amor. Y, como una imagen vale más que mil palabras, la entrada de hoy va a ser una sucesión experimental de cómics. Disfrutad de mi desgracia.





 

lunes, 1 de octubre de 2012

Así acaba mi vida

Damas y caballeros, niños y niñas, de todas partes del mundo y/o universo, tengo una noticia que darles: me he puesto enferma. ¡Yay! 



En realidad solo es un resfriado muy molesto, pero en estos días me viene fatal. Esto me lleva a preguntarme si en algún momento de tu vida un resfriado te viene bien.


A lo mejor te viene bien si tus amigos quieren ir a un museo.




Pero aparte de como excusa, no se me ocurre ningún contexto en el que un resfriado no te haga odiar al mundo entero.







Volviendo al tema, resulta que esta es una de las peores semanas en las que podría haberme tocado la gripe otoñal. ¿Por qué? Pues porque acabo de llegar a mi fantástica, fantabulosa, magnífica, magnificosa universidad de Erasmus.




Y esto quiere decir que tengo que hacer fantástico, etc. papeleo.


Para lo cual tengo que ir a un montón de sitios e imprimir y rellenar un montón de formularios.




Sin olvidar, por supuesto, las clases en inglés y de asistencia obligatoria. 



Si las dos últimas semanas, cuando empecé a darme cuenta de que algo no iba bien, no hubiera salido cada noche sin excepción, tal vez en estos momentos no estaría agonizando. Esto no me hace sentir mejor.



El caso es que ni tras cuatro Strepsils se me pasa este dolor de garganta traído de los más profundos círculos del infierno. Mi novio dice que debería beber leche con miel y huevo, pero creo que arriesgarme a contraer salmonela sería tentar demasiado a la suerte.

Cabe mencionar que he sobrevivido al día de hoy con un café y un sandwich porque comer y beber suponen una tortura digna de Torquemada; no pensé que se pudiera tener tanta hambre y a la vez no querer que te entre nada en la boca.

Creo que lo voy a dejar aquí porque necesito dormir, pero volveré. Vaya si volveré.

P.d.: corazoncitos cortesía del MS Paint de Windows 7. ¿Molan o no molan?